Me gustan las decisiones libres, la espontaneidad de un beso irreprimido, dejar de afeitarme y usar vaqueros tan viejos que huelan a mi colegio. Las Reebok blancas recién estrenadas, el recibimiento nervioso de Obiwan mil veces al día, comprar aceite del bueno y la sutil espuma frambuesa de un tinto joven. Adoro que te guste lo que cocino, escribir sin remedio, y esta espera nerviosa del triunfo. Me gusta cuando te miro y sabes que te sé, cantar en todo momento y pasear mientras silbo. El roce de los dedos de Fon en mi cara, acariciarle a Nuria tan negro su pelo y reírme muchísimo contigo. Me tiembla el alma con el niñodios de Moguer y es un orgullo odiar la nana de la cebolla en su belleza. Me gusta saber que achico lo oscuro si lloro contigo. Y me gusta más que nada la palabra amigo.
Odio los cinturones baratos, los colores tristes y el desorden de los libros. Para nada me gustan los coches habitados por ruidos, ver perder la esperanza, los zapatos sucios ni el tiempo perdido. Na me gusta el ya veremos, ni el vamos a ver ni el que lo ha dicho, mucho menos si me mira por encima del hombro desde su nicho. El poder me enferma y los pájaros sin nido. Que no muevas los pies al son de la música, una canción desperdiciada… y me parece el gran fracaso un te quiero nunca dicho. Estar contra algo, el luchar por y el chándal que nunca visto. Los espacios cerrados no me agradan más allá de tres pisos y limpiar con la mano el vaho del parabrisas es un horror nunca visto.
Adoro conocer a Dios y que me llame amigo su hijo. Y más que el mundo mismo, lloro sin no veo el impecable milagro de ver volar tu espíritu.
Wednesday, June 20, 2007
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