Tuesday, March 13, 2007

The last monky

Consecuencias de ser el último mono. Consecuences of being the last monkey.


Nunca me equivoco. Nunca hago nada mal, y, mucho menos, en ese imposible caso, lo admito. En el hipotético e inimaginable caso de que ello ocurriera ni con una bota de escalador pisándome el dedo meñique del pie viendo entrar a la Macarena daría marcha atrás. Ergo el último mono es el responsable directo de todos los fallos que se hayan ido detectando a cualquier nivel. Por lo tanto, es justo que pague las consecuencias del mejor humor posible. Agradezca, además le es permitido permanecer en la manada. Si además de culpable universal de toda culpa culposa optara por postura protestota y tontuzamente empecinada, sería de todo punto inaceptable.
Si el último mono está triste o serio, el responsable de la manada tiene derecho prejudicial a sentencia inculpatoria so pena imponible a todo equivocado acusador crítico del perfectísimo sistema del que el responsable es omnímodo responsable. Ergo su siempre extrañísimo e inexplicable estado de ánimo y exacerbante expresión facial, tristeza o enfado (last monkey sandez or angriness make him a monsterness) son, asimismo y por su propio peso, fallos intrínsecos de adaptación del último mono, que se resiste, obstinada y erróneamente a ser el último mono que es. Ergo él es la causa directa de todas sus propias consecuencias.
Al ser el último mono el culpable de todos los fallos (incluido él mismo) la cúpula de la manada tiene derecho a extender dicho razonamiento. Ergo no sólo es culpable de todo fallo efectivamente contrastado, sino que, todo acto perpetrado por él es (ab initio, fronde biginin) absolutamente fallido y disparatado. Ergo su sometimiento a vigilancia y entredicho es deber moral de la cúpula, ya que , con su propia existencia, el último mono vulnera los principios constitucionales de la manada. La cúpula tiene pues, no sólo derecho, sino la obligación altruísima de negarle de forma preventiva dichos derechos. Sería situación comprometidísima pudiera disponer de los mismos dichos derechos que los monos integrados pueden.
El último mono, al no saber aceptar sin más su lugar en la manada a la que pertenece por adopción graciosa, que jamás de forma natural de suo, en su afán por relacionarse con otras formas de vida para así ilusoriamente escapar del ostracismo connatural a biing de las monki, rompe todo lo que es el comportamiento establecido per secula para toda manada de monos. Hay fuertes penas para eso en todo pueblo elegido y en toda manada.
No debe inducirse ningún derecho a renuncia por parte del último mono a nada de todo lo anterior. Si bien es cierto que la infalible e inamovible existencia de la cúpula necesita de un último mono para ser usado de continuo en incluso en caso de necesidad, esa existencia del universal no exime al último mono de ser el último mono. Si faltara se buscaría reemplazo inmediato, pero mientras exista, la razón de su ser en la manada es unívoca e inapelable. Es y será por siempre delast monki, por detrás de todos los demás miembros, ya sean antiguos o de nuevo cuño, pues lo suyo es una esencia, que no un accidente. Vulnerar este principio desestabilizaría a la cúpula en mí encarnada y a toda la manada, de la que por designio divino cuido.
Además de la benignidad de la manada el último mono goza, de manera injusta e inexplicable, de una seguridad en sí mismo, de todo punto de vista ofensiva y de unos inmerecidísimos golpes de suerte que le permiten sobrevivir e incluso mostrarse altanero y orgulloso. La supresión debe ser siempre un peso en el aire para control de dicho elemento y para ello se le hará patente y se acumulará arsenal adecuado.
El último mono me toca las pelotas incluso relegado a ser el último mono. No lo soporto. Que sepa que por mucho que lo intente no es del agrado de la cúpula quencarno. No lo zoporto. Es que no.

1 comment:

Carmen Lezard said...

uish..esto me suena..