Wednesday, January 16, 2008

EL PROBLEMA GALLARDÓN.

Si se presta atención, hay algunos puntos de ebullición que siguen siendo recurrentes en nuestra organización política. Si hay algo que llame la atención es la escasa reflexión de la que son objeto.
El problema de Don Alberto Ruiz Gallardón, el suyo personal y el que él saca a la luz no consiste en la decisión adecuada o no a la que ha obligado al Presidente de su partido. El problema es el proceso decisivo en sí. Y es que en esta democracia nuestra, se mezclan materiales nobles con basamentos aún autoritarios.
Hacemos funcionar la maquinaria del progreso con estructuras de poder monolítico como son los partidos.
Cuando en una estructura destaca un individuo la estructura y quienes sobreviven por ella, tienden a ver correcta su eliminación.
En todos los partidos pasa. Rosa Diez, Francisco Vazquez, ahora el Alcalde de Madrid, ¿la presidenta de la comunidad?...
La primera tendencia fue la de sentirlo por Don Alberto. Lo ratifiqué y siento que la brillantez personal, respaldada además por resultados electorales, haya sido fagocitada por la estructura ademocrática. Por quien hay que sentirlo menos es por los ciudadanos, porque si hay algo que echo de menos en el discurso del señor Gallardón, víctima del sistema, es la intención de cambiar el sistema. El no se ve como parte del problema autoritario, se ve como víctima de la incompetencia de unos señores cuyo puesto, está convencido, él desarrollaría con más brillantez.

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