Si se presta atención, hay algunos puntos de ebullición que siguen siendo recurrentes en nuestra organización política. Si hay algo que llame la atención es la escasa reflexión de la que son objeto.
El problema de Don Alberto Ruiz Gallardón, el suyo personal y el que él saca a la luz no consiste en la decisión adecuada o no a la que ha obligado al Presidente de su partido. El problema es el proceso decisivo en sí. Y es que en esta democracia nuestra, se mezclan materiales nobles con basamentos aún autoritarios.
Hacemos funcionar la maquinaria del progreso con estructuras de poder monolítico como son los partidos.
Cuando en una estructura destaca un individuo la estructura y quienes sobreviven por ella, tienden a ver correcta su eliminación.
En todos los partidos pasa. Rosa Diez, Francisco Vazquez, ahora el Alcalde de Madrid, ¿la presidenta de la comunidad?...
La primera tendencia fue la de sentirlo por Don Alberto. Lo ratifiqué y siento que la brillantez personal, respaldada además por resultados electorales, haya sido fagocitada por la estructura ademocrática. Por quien hay que sentirlo menos es por los ciudadanos, porque si hay algo que echo de menos en el discurso del señor Gallardón, víctima del sistema, es la intención de cambiar el sistema. El no se ve como parte del problema autoritario, se ve como víctima de la incompetencia de unos señores cuyo puesto, está convencido, él desarrollaría con más brillantez.
Wednesday, January 16, 2008
Friday, January 11, 2008
Poema de Ángela para mí. Lujo absoluto
Sus pasos por aquel pasillo eternizado y frío sellaban mi silencio.
Máximo respeto a aquellas manos que perseguían el viento acompasadas con la ilusión de ser parte de sus palabras. Plumas esas manos que dicen más que cien palabras, torre de babel sus dedos, capaces de reunir de un solo movimiento la raíz y la hoja de los sentimientos. Su voz, música de las tardes de lunes, organizaba ejércitos de hormonas.
La sencillez de intentar comprender, la humildad de reconocerse en los errores de otros y convertirlos en virtudes con una sola mirada de comprensión...
Guardo aquellas risas en una cajón de mi alma (fueron parte, quizás, de la mujer que nace ahora... guardo los recuerdos de las tres y media, biblia bajo el brazo y lectura pausada.
De los paisajes que imaginé escuchando sus susurros y de como lo vi a Él en muchas de sus palmadas en la espalda.
A nadie le importó jamás su inquietud, la forma en que sólo él se despistaba de las marcas del camino para fumar a medias un cigarro con su Padre, para reírse a solas de canciones, de los que intentan trepar para llegar al cielo en lugar de disfrutar de la lenta subida...
Aplaudo el rugir de la mañana, la juventud que nunca estará encarcelada, aplaudo el ánimo en días de tormenta, la calma, los sueños, la paciencia, aplaudo al poeta, al escritor, a aquel que intentan pintar de “donnadie”, al que dice más cuando calla... aplaudo al maestro de mis penas alocadas... al capitán del barco que navega en poesía.
Máximo respeto a aquellas manos que perseguían el viento acompasadas con la ilusión de ser parte de sus palabras. Plumas esas manos que dicen más que cien palabras, torre de babel sus dedos, capaces de reunir de un solo movimiento la raíz y la hoja de los sentimientos. Su voz, música de las tardes de lunes, organizaba ejércitos de hormonas.
La sencillez de intentar comprender, la humildad de reconocerse en los errores de otros y convertirlos en virtudes con una sola mirada de comprensión...
Guardo aquellas risas en una cajón de mi alma (fueron parte, quizás, de la mujer que nace ahora... guardo los recuerdos de las tres y media, biblia bajo el brazo y lectura pausada.
De los paisajes que imaginé escuchando sus susurros y de como lo vi a Él en muchas de sus palmadas en la espalda.
A nadie le importó jamás su inquietud, la forma en que sólo él se despistaba de las marcas del camino para fumar a medias un cigarro con su Padre, para reírse a solas de canciones, de los que intentan trepar para llegar al cielo en lugar de disfrutar de la lenta subida...
Aplaudo el rugir de la mañana, la juventud que nunca estará encarcelada, aplaudo el ánimo en días de tormenta, la calma, los sueños, la paciencia, aplaudo al poeta, al escritor, a aquel que intentan pintar de “donnadie”, al que dice más cuando calla... aplaudo al maestro de mis penas alocadas... al capitán del barco que navega en poesía.
Subscribe to:
Posts (Atom)