A dentelladas secas y calientes. Me dan ganas de rebelarme, de pregonar revoluciones o golpes de Estado, de tirarme a la calle como un loco para llorar gritando contra la ley y el orden.
Nadie está por encima de la ley. Y usan esa frase hueca para dinamitar la ley de los corazones. No lo entiendo. No entiendo que la defensa de algo que emana del pueblo y se administra en nombre del Rey pueda acabar provocando que un niño lleve sobre sus hombros el peso del mundo.
¿Se pueden imaginar qué siente ese niño? ¿Nadie ha pensado lo que supone para cualquier persona pensar que toda su vida es la causa de su perdición? Pobre mío. Ha asegurado que no comerá tarta el día de su cumpleaños. Es capaz de hacer el mayor de los sacrificios para seguir con sus padres. Unos padres hundidos y desesperados. Imputados por un delito por hacer lo contrario a lo que se les imputa. La fiscalía les acusa de sustracción de un menor, cuando es la administración la que pretende sustraerlo. Ellos no están haciendo nada malo. Están siguiendo la ley natural del amor. Están protegiendo a su hijo, porque el lugar más protegido para un niño está junto al amor de sus padres.
Este no es un caso de maltrato ni de crueldad. En el peor de los supuestos es un caso de impotencia o de falta de recursos culturales. Por Dios. Toda España debería estar en las calles como han estado en las calles los que rezan por el Alakrana.
Pobre mío. Nadie ha pensado en las buenas maneras, en las palabras de aliento, en educar a los integrantes de un hogar sin destrozar ese hogar. El rodillo de las decisiones administrativas se ha puesto en marcha y está machacando el alma de la gente del pueblo.
Emana del pueblo y se administra en nombre del Rey. Si yo fuera el Rey, yo mismo, en nombre de mi pueblo, invitaría a esa familia a pasar un tiempo en mi casa, todos juntos, y hacer un simple cursillo de nutrición y psicología infantil. Y si yo fuera el Rey saldría gritando a la calle, a dentelladas secas y calientes, con el uniforme de humano puesto, para ordenar que jamás se aplique una ley dejando el corazón de lado. Y ayudaría a ese niño a llevar el peso del mundo.
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