Es impresionante la división de opiniones sobre este tema de la ley del tabaco. Jamás ha habido una ley con resultado tan igualado y tal división de opiniones. Todo el mundo tiene una. A favor o en contra, pero una opinión; y cuando tienen que defender si la prohibición está bien o está mal, es cuando echan mano de otros argumentos.
Quienes optan por la prohibición hablan de que no se prohíbe fumar, sino que se prohíbe hacer que quien no quiere se trague el humo de quienes fuman. Ese argumento, expresado así, es irrefutable.
Quienes optan por la permisividad, además de tener la batalla perdida, hablan de políticas ingerentes y autoritarias, de libertades perdidas. De pérdidas y gastos en la hostelería… Esos argumentos también son difícilmente refutables.
Decía Mark Twain que nada necesia ser reformado con tanta urgencia como las costumbres ajenas. Si volvemos al tabaco, veremos que quienes fuman están mayoritariamente en contra y quienes no fuman están mayoritariamente a favor. Y yo les estoy diciendo esto sin acabar de aclararme. Si tuviera algún tipo de influencia sobre el tema, supongo que intentaría hacer lo mismo que cuando en clase, el alumnado plantea uno de esos problemas donde ambos bandos tachan de injusta la conducta del bando contrario. Lo suyo sería que todo el mundo pudiera elegir todo y que la elección siempre fuera la acertada. Que a quien le apetezca fumar con un café por delante pueda hacerlo y que nadie moleste a quienes no quieren aspirar el humo. Los fumadores no son demonios, y supongo que ninguno entraría a fumar obviando la ley en un lugar donde estuviera prohibido. El problema es que los hosteleros, en su mayoría optaron por no prohibir, quizá porque los bares son lugar de relajo y tolerancia. No se consiguió lo perseguido y se han militarizado los bares. No hay oficialidad y tropa vigilando, pero se ha instaurado, en su defecto, la denuncia anónima. Mu bien hecho, no se pueden permitir desmanes. Una vez más se ha conseguido dominar a un colectivo rebelde y peligroso: Los camareros, camareras, dueños y dueñas de bares, que son los principales aliados de quienes fuman. Una vez más, todo bajo control. Nadie fumará, mayoritariamente, donde está prohibido. Ya están atados controladores y fumadores (con sus respectivos femeninos) las leyes fundamentales de nuestro país están consiguiendo, poco a poco, acabar con los colectivos que dañan a la comunidad. Sigamos así, sigamos creando una sociedad donde cada vez haya más comportamientos que no tengan cabida. Tengo la confianza de que no se llegará a mayores, pero conforme ampliemos el campo y nadie se oponga ( aquello de fueron a por los judíos y no protesté porque no era judío) se puede ir prohibiendo los símbolos de fe, ir a misa, ir a mítines de la derecha, opinar en contra… pero bueno, esto no humea e igual se salva. Me callo porque esto es venderles humo y ya está prohibido.
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