Puedo asegurarles que llevo tiempo intentando no entrar en el tema, pero como comprenderán, a estas alturas se hace imposible. La presión de los medios, la gravedad de la situación, lo imponen… Lo que ocurre es que no sé que puedo decirles que ustedes no hayan pensado o, en su defecto, oído ya acerca de la situación, causas, responsabilidades y soluciones de la huelga de hambre de Aminatou Haidar. Seguro que tienen una idea completa formada sobre el tema, y no soy nadie para interferir en ello, pero, ¿se les ha ocurrido pensar qué tendría que pasar para que se pusieran en huelga de hambre? ¿Qué debería ocurrir para que los sevillanos decidiéramos dejar de comer como recurso último de desesperación? Dejando a un lado hipotéticas tragedias familiares, ¿qué respuesta se nos ocurriría?
A la vista está que no dejaremos de alimentarnos por mucho presupuesto que se pierda en nuestro mercasevilla, en cuba o en manos de quienes gestionan nuestro ayuntamiento, y que tampoco dejaremos languidecer nuestros cuerpos por el descenso a segunda de uno de nuestros equipos. No han metido mano a fondo, pero tampoco parece probable que nadie se declare en ayuno porque a Jesucristo nos lo descuelguen de las aulas, aunque esto, en Sevilla, precisamente en Sevilla, es algo difícil de afrontar con rigor, porque, en caso de que quisieran suprimir la Semana Santa, no quiero ni imaginarme lo que pasaría. Más que huelgas de hambre, a más de uno se lo comían, y dejémoslo ahí, porque la vida de Aminatou tampoco es cosa de broma.
¿Por Sevilla? ¿Se pondría alguien en huelga de hambre por Sevilla? ¿Seríamos capaces de dejarnos morir por amor a nuestra tierra y nuestra gente? No me atrevo a dar una respuesta. Hasta se me ponen los pelos de punta con sólo imaginarlo. Si por Aminatou hasta la Casa Blanca está atenta y trabajando… ¿pueden hacerse una idea de lo que sería en el mundo la noticia de que Sevilla, toda Sevilla, está en huelga de hambre porque no hay justicia ni libertad todavía?
Por ahora, supongo, habrá que conformarse con desear lo mejor para esa Señora y con ver cómo, aunque no sea por elección propia, a los que están sin trabajo, los dejan morir de desesperación sin que nadie se ponga en huelga de nada.
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