Queridos Reyes Magos, este año he sido bueno, así que espero que me traigáis todo lo que quiero pediros. Os lo voy a pedir para Sevilla, pero si queréis dejaros caer podéis traerlo para todo este santo país… Y si os acordáis de lo mío, pues tanto mejor, que de vez en cuando la esperanza se enturbia entre las páginas de mis libros.
Lo primero que quiero es que la gente comience a sonreír por la calle. Son muchas las caras serias y las carteras asustadas que se ven cuando la lluvia permite darse un paseo. Necesitamos echar a andar y que las noticias comiencen a ser buenas. Sería estupendo que esta emisora nuestra empezara a dar primicias que nos cuenten que en Sevilla se alcanza el pleno empleo, que los políticos que la dirigen se ponen de acuerdo en que lo más importante del mundo es hacer que se cumplan los deseos de los sevillanos, y no los suyos… lo que vosotros hacéis vamos… Que nos cuenten que por fin comienza todo de nuevo.
Lo segundo es que nos echéis una mano para ser más niños. Que cada persona que viva en Sevilla sea capaz de sentir que tiene cosas que aprender y descubrir. Que nadie piense que al haber alcanzado una convicción ha alcanzado un verdad inmutable e imponible. Así se arreglarían, desde muchas relaciones personales a conflictos mundiales… Que nos acostemos esta noche con nervios por las cosas fascinantes que nos traerá el mañana.
Lo tercero… es que descubramos por fin que nadie merece otra cosa que nuestro respeto y cariño. Que no se levante una mano contra nadie, esposa, semejante, hija o hijo.
Lo cuarto, que creemos una cultura de libertad. Es cierto que tenemos derecho a expresarnos libremente, pero no tenemos derecho a tener razón. La razón la tenemos que ir construyendo entre todos. Convenciéndonos poco a poco con besos y regalos.
Y lo quinto… lo quinto, que esta carta sea larga larga y que todo lo que la gente de Sevilla ponga en ella se convierta, por el arte de la Magia que tenéis, queridos Reyes Magos, en parte del mundo que existe y que (aunque no lo creamos) es un mundo, al fin y al cabo, construido con nuestros sueños.
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