Sé que no es un tema que afecte exclusivamente a Sevilla, aunque nos afectará a los sevillanos tarde o temprano. Y también sé que el trasfondo del tema es tumultuoso, confuso y opaco. Me imagino que no les apetecerá oírme hablar de ello mucho tiempo, pero… conforme esta semana pasada me iba enterando de los pormenores de la noticia me iba diciendo a mí mismo que esto había que comentarlo con los oyentes. Supongo que la mayoría de nosotros habremos crecido con los mensajes repetitivos de que la izquierda era la garante de los derechos sociales y de que la derecha cavernícola quería quitarnos las pensiones. Con la idea de que unos jamás tocarían el sistema (eso decían hasta ayer) y con la idea de que otros querían aniquilarlo (aunque nunca les he escuchado esto).
Sin entrar en la validez de la medida de retrasar las jubilaciones (que, probablemente es una solución necesaria) lo que quería comentar con ustedes es si no se han liado igual que me he liado yo. Cuando ponía la tele o escuchaba la radio, oía a los líderes cavernícolas clamando contra un recorte de derechos y a los líderes progresistas defendiendo la necesidad de adaptarse a los imperativos de la coyuntura económica… y ahora, díganme, ¿esto no había sido siempre al revés? ¿ahora qué tendremos que hacer, votar los unos a los otros y los otros a los unos? Qué barullo.
Lo que se me ocurre entonces es pensar que la mayoría de la gente que votamos hemos decidido ser de un partido como se es de un equipo. Se es del Betis o del Sevilla pase lo que pase, a toda costa. Y nos hemos hecho igual de los partidos políticos… Si me lo permiten, deberíamos cambiar esto, y deberíamos cambiarlo porque los equipos nos hacen sufrir o disfrutar sin mayor trascendencia que la adhesión de nuestros corazones, pero los partidos políticos juegan encuentros en los que cada parte dura cuatro años, donde no hay moviola y donde aunque animemos a unos o a otros, los goles, lo que son los goles, las faltas, los penalties y las lesiones nos las causan a nosotros. A nosotros ahora, cuando seamos viejecitos y viejecitas y a nuestros hijos e hijas. Tendríamos que parar, reorganizarnos y establecer una estrategia donde si somos jugadores también cobremos y si lo único que hacemos es pagar, seamos sólo público y no podamos recibir patadas. ¿O no?
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