Hay pueblos malditos. En la pútrida historia de occidente, hablar de judíos o de gitanos es hablar de deportaciones, expulsiones y exterminio. Los judíos, tras el holocausto, fundaron su país y andan, entre atentados y ataques, a vueltas con su destino. El antisemitismo sigue vivo, pero como pueblo parece que la tragedia ya ahuyentó el maltrato colectivo. Que así sea.
Los gitanos aún somos, por lo visto, un pueblo errante dependiendo del apellido que siga a la raza. Si se tiene la suerte de ser un gitano español parece que la cosa no pinta mal, pero no es así para quien sea gitano rumano. ¿Dónde está el pecado, en ser gitano o en ser rumano? Según las leyes europeas no se puede discriminar a nadie por razón de raza, y además hay libre circulación entre los países comunitarios, entonces, ¿cómo se pueden estar dando deportaciones entre dos países comunitarios? Francia está expulsando a ciudadanos rumanos de su territorio. Francia está expulsando a gitanos de su territorio. Y no va a pasar nada. Habrá protestas, alguna sanción inútil… pero las gentes expulsadas, expulsadas se van a quedar.
Me entra una pena profunda y negra. Una pena lorquiana y de soleares. Nunca oímos que se expulse a ingleses por haber ingleses hulligans, o a franceses por haber franceses que se dedican a tirar camiones de fresas, o a suecos por haber elegido neonazis, o a rusos por habar mafias rusas. Ay amigo, pero ser gitano, y rumano…
Yo levanto mi voz. La levanto porque soy gitano. Porque no soy rumano. Pero la levanto porque soy humano. Y la levanto porque por mucho que riñeran a la comisaria europea que lo dijo, la cosa sí huele a nazismo y a exterminio. Es seguro que no me oirá Zarkozy, pero si alguien de ustedes se lo encuentra, díganle que me caía bien. Que me parecía un señor valiente y novedoso. Y díganle que ahora me da un poco de yuyu. Que he soñado con él vestido de miseria en un carromato teniendo que abandonar un lugar donde se buscaba la vida de mala manera. Díganle que es fácil expulsar vagabundos desde un palacio y díganle que me da miedo. Que a partir de ahora le expulso de mi corazón y de mi respeto.
Martin Niemöller dijo, lo habrán oído alguna vez:
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, |
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