Sunday, October 04, 2009

Martes 15-09-2009

Les puedo asegurar que iba a hablar de un tema de Sevilla, pero hay algo que me preocupa. Verán:

Tengo una sobrina de doce años cuyos padres se han separado. Sé que la posibilidad de huir de un matrimonio infeliz es un gran avance de las sociedades modernas, pero como profesor me he preguntado a menudo por qué los niños y niñas cuyos padres se separan se suelen convertir en personas tristes e irritables, cuando, pensándolo bien, se supone que la situación emocional de la familia debería mejorar. Sus padres y madres han ejercido un derecho, además de que, estoy seguro, han decidido lo que creen sinceramente mejor para todos.

Aparte del cambio en la salud emocional de la pareja, sí es cierto que el proceso se convierte en una odisea judicial, burocrática y de horarios personales, sin contar que, en la mayoría de los casos, los recursos económicos de cada miembro de la familia se reducen a mucho menos de la mitad. Pero todo es por el bien de todos, no podemos olvidar eso.

Les puedo asegurar que iba a hablar de un tema de Sevilla, pero es que me preocupa esa cicatriz que se les queda en la mirada a quienes se ven abocados a dejar de decir mis padres para hablar de papá o mamá por separado y se convierten en intermediarios y en ataduras de una relación que deja de convivir pero que es inmortal. Me preocupan el llanto y el enfado que por todo y por nada se les viene al carácter para dar rienda suelta a la soledad. Me preocupa ese sentimiento que les hace pensar que su padre o su madre, o los dos, no los quieren lo suficiente para quererse entre ellos.

Las separaciones son un avance y un derecho, nadie está libre de que le ocurra y además nadie puede juzgar la vida de nadie, pero sería bello que ese contrato con cláusula de rescisión que es el matrimonio se convirtiera en un milagro eterno cuando se ejercen la maternidad y la paternidad.

Les ruego que perdonen este desatino. Les aseguro que la próxima vez hablaremos de Sevilla. Ah, y si creen en ello, y lo tienen a bien, recen por mi sobrina.

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