Felicidades a todo el mundo. Felicidades en un día como hoy a todos los que estamos siendo sacrificados en el altar de la inocencia. Felicidades en estos días y en este día 28 a quienes cada día soñamos con un futuro en paz y tranquilo llorando como bebé que reclama su alimento justo que ninguna justicia le asegura. Se levantará usted cada mañana y todas sus circunstancias le rodearán una vez más. El gordo no ha caído en sus bolsillos, la salud es tan buena, mala o insegura como siempre. Este año le habrá mantenido en su estatus, habrá acabado con muchas de sus ilusiones o le habrá cambiado la vida a mejor. Probablemente esté usted entre quienes se han arruinado o entre quienes no temen al incierto futuro con un poco de suerte. Puede ser que su vida sea una mezcla de todas esas cosas, que rece pidiendo algunos beneficios y algunos sueños, que tema algunas certezas y algunos sueños creados, que se ilusione por conseguir lo que lleva años esperando… le preocupará su casa, su pareja, sus niños y sus niñas y su padre o su madre…
Felicidades en un día como hoy a quien necesita un coche nuevo y no puede o a quien se le ilumina la cara cuando ve un mercedes o un todo terreno y lo siente en la punta de los dedos. Felicidades a quien no puede pagar la hipoteca, a quien ya la pagó y a quien no necesitó pedirla. Felicidades también a quienes ni siquiera se la conceden.
Felicidades a Herodes político o política que matan a los recién nacidos ánimos de la ciudadanía pidiendo una abstracta paciencia de cinco años para volver a pensar en renacer.
Felicidades oyentes, Sevilla, hermanos y hermanas que compartimos la culpa de este desastre colectivo y compartimos nuestro estatus de víctimas inocentes. Dicen por ahí que hay cuatro cosas irrecuperables: “La piedra arrojada al mar, el tiempo perdido, la palabra dicha y el beso que nunca has dado.” Y a nosotros nos han robado un tiempo en el que todos nos habíamos creído que era posible besar a la abundancia. Nos han robado esa abundancia compartida como un paseo por la orilla de un mundo sin problemas.
Pero no debemos dejar que nos arranquen de los brazos al nonato de la esperanza. Somos inocentes pero llevamos milenios luchando contra la estupidez y quejándonos de los estúpidos. Recaemos pero renacemos a cada paso. Cada año. Nos hemos inventado estos ciclos cortos para que el tiempo perdido no nos parezca enorme y humillante. Ya viene el 2011, nos queda todo por hacer hasta que dentro de un año reneguemos de él y soñemos con el 12. No se me dejen arrebatar por un reyezuelo lo que han creado con sus vidas. Vamos adelante, que ya queda menos. Y que cuando digamos aquí estoy yo y esto va a cambiar, nadie pueda reírse a nuestras espaldas mientras grita aquello de inocente, inocente…